24 agosto 2011

Los recobecos del alma

Encuentra las grutas olvidadas del alma y pasea sin temor, ahora que el tiempo pasando te ha demostrado que hasta el llanto tiene olvido. Aunque te haya roído sin contemplación y se haya llevado, llenando el reloj, esa arenilla que ni siquiera deposita la razón.
Llena de versos un pasado vacío, vacía tus meses de enero en soledad, y tus febreros amanecidos de aquello que, ciertamente, se asemejaba al sonido de la muchedumbre andando sin respirar.
Y ahora sonríe de nuevo al hueco que han dejado esas horas, que es espacio para, estirando los brazos, no tocar más que aquello que aun sigue siendo y fue tuyo. Sonríe al ver el hueco que emana suspiros que corren, que habitan fantasmas olvidados, el hueco que te dio miedo al pensarlo intruso que te robaba. Sonríe ahora, ahora que te puedes dar cuenta de que era una mano que moldeaba los subterráneos de tu alma.