Y de repente sola,
Con la luz apagada y una tila ardiendo,
Sola porque sólo me dejo estar sola,
Sola porque en cuanto me despisto ya me estoy evadiendo.
Sola pero con quienes más quiero,
Porque qué más da 10 que 100 si todo es verdadero
Y echo una cucharada de azúcar, y me concentro.
¿sola? Nunca y siempre sola.
Siempre y nunca de la mano de la sonrisa que me quita el aliento.
Nunca y siempre de la misma mano que coge esta tila ardiendo.
Y sé que soy yo quien se aleja y se acerca de mí
Quien como un péndulo me abandona a mi suerte y me recoge riendo.
Sí, soy yo la que se queda corta de azúcar y la que se quema la lengua
¿queriendo?
“Deja de torturarme” me digo no muy convencida
Porque en cuanto venzo a lo que me castiga
Me acomodo orgullosa en mi alma
Y entonces, en esa superficie mullida
Espero que el péndulo se aleje
Para volver a superar una fase
En la que me encuentre sola… y vacía.