(No atravesé la calle, pero atravesé el huracán.
Y se está bien fuera.)
La lluvia que cae sobre el pelo seco, abriéndose paso, buscando el camino, apagando sin prisa mi alma ardiendo.
El huracán a lo lejos va dejando lo que destrozó, escombros que son cimientos, que abonan la ruta, que viven conmigo.
¡Haced brotar un alma más fuerte! ¡Haced brotar la libertad en mi!
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