En un mundo atropellado, donde los sentimientos nunca te duran más de lo que te dura un cigarro, ahí vivo yo.
Sólo por sufrir sufrimos, sólo por sentirnos vivos, una llama que arda dentro de mí.
Me sigo por los caminos de la nostalgia y de lo que está por venir, siempre evadiendo el presente, moviéndome con fuerza para sentir.
Y entonces me encuentro a mí misma en la distancia, en los límites de la locura y la rutina, donde se huele la fragancia de lo incorrecto y se escucha el susurro de mí voz.
Se para el tiempo y pierdo el rumbo, el ocaso y el alba se confunden cuando sólo veo medio sol.
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