11 mayo 2011

la cueva

En la cueva, en la oscura cueva, todo brilla. Y allá arriba, en la superficie, todos miran asustados y siguen con su vida.

¿Qué más da que yo esté aquí? Si hasta a mí me da igual, ¡todo brilla!. Porque no echaré de menos las nubes mientras me las sepa imaginar. Porque la libertad de salir es lo que me hace quedar.

Yo estuve ahí fuera, respirando, mirando siempre de reojo esta cueva, quizás alguna vez con horror, quizás alguna vez elegí otro camino para no verla.

Esta cueva es la locura y me gusta. Esta cueva que se aleja es terminal. Esta cueva es como la vida, pero menos formal.

Es de día y de noche siempre en mi cueva; sólo estoy yo y estais todos en mi cueva. Os asusta y os atrae, como a mí, la cueva.

Esto es por elevar a su máxima potencia a mis vicios y a mis temores; por permitirme estar sola el tiempo suficiente para hallar soluciones.

No recapacitéis nunca, recapacitad. Nunca os concedáis la duda, dudad. No penséis y pensad. Haced lo que queráis, pero de repente estaréis mirando el cielo y creeréis alzar el vuelo. Entonces mirad abajo, veréis igual que yo la cueva acercarse, notaréis la atracción cada vez más; y al final estaréis en una roca a mi lado, en una roca solos, y a la vez en la superficie soñando despertar.

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