30 noviembre 2010

Y se vuelven locos gritando que el PSC les oprime, que les roba lo que es suyo. Y les encanta gritar independencia y menospreciar a las demás comunidades porque dicen que les roban su riqueza. Y, mientras tanto, ellos no trabajan nada y lo tienen todo. Mientras tanto, su cuna sigue hecha de oro, pero no lo ven.

Porque podrían tener más.

No estoy en contra de la independencia, estoy harta de los nacionalismos. Estoy harta de los pensamientos que llaman de izquierdas y que son lo más autoritario que existe.

Y también estoy harta del socialismo actual. Estoy harta de todos los partidos políticos, de todas las ideologías políticas llevadas a su extremo, a su degeneración.

"Nos roban nuestra riqueza", me hace gracia. Mi padre trabaja más en un verano que lo que ellos van a trabajar en toda su vida, pero les robamos su riqueza. Y sus bolsillos no son más que pozos sin fondo que nunca se llenan, porque sus bolsillos se convirtieron de pequeños en la representación material de la avaricia.

No me gusta discutir. Y me callo y me desahogo aquí porque no me gusta discutir. Pero me oprime el alma. Pensar que hay gente que con todo lo que tenemos realmente piensa que nos están robando. Lo peor de todo es que no creen que los que nos roban son los que más mandan, sino los que menos tienen.

Sé que yo tampoco soy víctima, soy consciente de que a mí nunca me ha faltado de nada, pero creo que no soy tan avariciosa como para votar a un partido que no me representa pero me beneficia.

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