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Estática, contínua, como por inercia me muevo. Te busco, te encuentro, te miro, te deseo. Me ignoras, me enfado, me aburro, me quedo. Y tú sigues andando mientras yo me alejo.
Estaré aquí, esperando, creo que por mucho tiempo. Creo que esperaré hasta que tu rastro desapareza y yo, de nuevo, llore la ausencia de algo siempre ajeno.
Pero mientras mi alma cae inerte al suelo, que es cada vez que te veo, la tuya no se inmuta y, como una nube de vapor etéreo, se desvanece mi mundo vago y mudo, te pierdo.
Da igual, rien mis fuerzas. Da igual. Porque el baile de la vida siempre cambia de compás. Y de las esperanzas e ilusiones, ¿quién sabe qué será?
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