Durante mucho tiempo me pregunté por qué él era mi musa, por qué no puedo dejar de escribirle, por qué no puedo dejar de pensar en él.
Ahora sé que es mi ventana a ese mundo, a esa vida que quiero ser. Ahora sé que cada cosa que descubro en él es la extrapolación de una de mis infinitas represiones. Ahora sé qué es mi musa porque es libre, ahora sé que le envidio porque es él.
Cada vez que le veo me veo. Cada vez que le veo me duele porque me veo. Cuando se va me muero porque yo ya no estoy, y sigue la continuidad de los días sin mí.
Cada vez que le leo me leo, o intento leerme, pero no me encuentro. Cada vez que se ríe suspiro y lamento. Él tiene es ese don que me falta y no logro conseguir…
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