25 enero 2011

La libertad, el infinito y la capacidad humana de enfoque

(La libertad de nuevo, qué tema)

Hoy estoy optimista, no sé si porque mañana tengo examen o por el prurito de la psoriasis, pero el caso es que estoy optimista. Y esa contrariedad tan absoluta de dolor-felicidad y de estrés-felicidad me han llevado a tener una de esas reflexiones con final feliz que tanto me gustan.

Me he dado cuenta que el hecho de que nos podamos sentir enormemente grandes o enormemente pequeños dependiendo de si estamos pensando en un átomo o en una galaxia es comparable a que nos sintamos felices o tristes, libres o prisioneros...

Creo que es lo mismo porque lo único que varía es el enfoque, no somos capaces de ver el infinito en su totalidad, no podemos compararnos con un átomo y con una galaxia a la vez. Tenemos que (tendemos a) centrarnos en las cosas, verlo todo dicotómicamente y clasificar felicidad y no felicidad como si realmente existiera alguna de las dos (o como si tuviera que ser una u otra).

Y la libertad... puedes estar en la cárcel más recluida y sentirte libre; o estar en medio del campo, tumbado entre las espigas de trigo una tarde de verano y sentirte atado a todo. No sé, también me ha pasado estar haciendo algo que quería hacer, ponerme a pensar, a pensar... hasta que "me doy cuenta" de que lo que estoy haciendo no lo hago porque quiero sino por, buf, no sé, "por demostrarme que soy capaz", "porque la sociedad me lo ha inducido"...blablabla...

Sí, no. Todo, nada. Ahora, siempre; nunca, jamás.

¡Vale ya!

Es la dualidad es lo que oprime. Es la decisión es lo que ciega.

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